Elección de Bolivia: hora de balances
- T+
- T-
asado mañana los bolivianos irán a las urnas para elegir Presidente y renovar la totalidad de la Cámara de Diputados y el Senado. Evo Morales, que va por un cuarto mandato, se enfrenta al ex Presidente Carlos Mesa y al senador opositor Óscar Ortiz, quien aparece en un distante tercer lugar en las encuestas. Precisamente por esto último, la oposición ha llamado a Ortiz a deponer su candidatura en favor de Mesa, pues por primera vez en los casi 15 años que ha gobernado Morales, existe una posibilidad de que sea derrotado.
La tercera repostulación del ex líder cocalero requirió una polémica modificación de la norma constitucional, en una práctica que se ha vuelto habitual en los regímenes de la izquierda regional a los que Morales se siente afín, como Venezuela, Cuba, Nicaragua o la Argentina kirchnerista, entre otros. Paradojalmente, eso mismo podría estar detrás del relativo cansancio que expresa parte del electorado con el Presidente, que muchos consideran ha permanecido demasiados años en el poder.
A favor de Morales —además de la adhesión emotiva que aún genera su figura en muchos bolivianos— juegan resultados económicos que, en el balance, son positivos: sustancial reducción de la pobreza, crecimiento del PIB, control de la inflación y descenso del desempleo. Sin embargo, las dos grandes bases que sustentaron estos logros —en esencia, el alto precio de los hidrocarburos y los altos volúmenes exportados a Brasil y Argentina— ya no están hoy, y las consecuencia se advierten en el creciente déficit fiscal.
Más allá de quién resulte ganador este domingo, el próximo mandatario boliviano deberá hacer un crudo análisis de hasta qué punto es sostenible un modelo de desarrollo donde las exportaciones de gas dan cuenta de hasta el 90% de la economía. También debería evaluar el estado de las instituciones democráticas de Bolivia, pues es indudable que los años de masismo no sólo las han puesto a prueba, sino que han infligido daños que necesitan repararse.